miércoles, 26 de mayo de 2010

domingo, 23 de mayo de 2010

Sor Fotina Rech: Preludios de los evangelios

Tal como prometí, publico un pasaje de Sor Fotina Rech. Doy mi traducción del texto inglés.

Permitidme citar antes unas lecturas previas que la autora supone frescas en el lector:

Gen 2, 8-10. «El Señor Dios plantó un jardín en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había formado. Y el Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles deleitosos a la vista y al paladar, y en medio del jardín el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal. Nacía en el Edén un río que regaba el jardín, y desde allí se dividía en cuatro brazos».

Gen 3, 22-24. «El Señor Dios se dijo: “El hombre ha llegado a ser como uno de nosotros en el conocimiento del bien y del mal. No vaya a ser que ahora extienda su mano, tome también del árbol de la vida, coma y viva para siempre”. Entonces expulsó al hombre del jardín del Edén, para que trabajara la tierra de la que había sido hecho. Y después de expulsar al hombre, puso al oriente del jardín del Edén a un querubín que blandía llameante espada, para guardar el camino del árbol de la vida».

Is 5, 1-5. «Voy a cantar a mi amado el canto de la viña de sus amores: Tenía mi amado una viña en un fértil otero. La cavó, la despedregó y la plantó de cepas escogidas. Edificó en medio una torre, e hizo en ella un lagar. Y esperó que le diese uvas, pero solo le dio agrazones. Ahora, pues, vecinos de Jerusalén y varones de Judá: juzgad entre mi viña y yo. ¿Qué más podía hacer yo por mi viña que no haya hecho? Yo esperaba que me diese uvas. ¿Por qué me ha dado agrazones?».

Ap 22, 1-3. «Después el ángel me mostró un río de agua de vida, claro como el cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero, en medio de la plaza de la ciudad [celeste]. A ambos lados del río, había sendos árboles de la vida que daban fruto doce veces al año, una vez cada mes, y sus hojas servían de medicina para las naciones».

V.t. Ps 53, 9-19; Mt 21, 33-41; Jn 15, 1-8.

Preludios de los evangelios. De acuerdo con una antigua tradición judía que se abrió camino en las primitivas leyendas cristianas, el Árbol de la Ciencia del paraíso era una vid. El arte lo ha expresado atinadamente como una cruz de madera entrelazada de sarmientos de vid. Esta imagen nos choca menos cuando sabemos por un autor romano que los antiguos llamaban árboles a las vides, a causa del enorme tamaño que en efecto alcanzan si no se las poda. Las vigas usadas en la fábrica de algunos templos antiguos dan fe de las gigantescas proporciones de estas vides. Algunos templos descansaban sobre columnas de madera de vid, y Plinio consigna que los escalones del templo de Diana en Éfeso estaban cortados de una sola vid de Chipre.

Los antiguos tenían a esta vid, o árbol de la Ciencia, como parejo compañero del Árbol de la Vida en el jardín del Edén. Según el apócrifo Apocalipsis de Baruc, las aguas del diluvio anegaron el paraíso destruyendo cuanto allí florecía, y también arrancaron la vid que crecía en el centro del jardín y la arrastraron lejos de allí. Noé encontró el pie y Dios le mandó replantarlo. Así Noé restauró el cultivo de la vid en el nuevo mundo. Y dice la leyenda que plantó aquella vid en la cumbre y centro de la tierra.

No es mera coincidencia que, según una antigua tradición, ese mismo punto se identifique con el centro del paraíso perdido y con el lugar donde fue creado Adán, donde desobedeció el mandato de Dios y donde fue enterrado. Allí se cree que se hallaba la roca del Gólgota. Y allí también, en la cumbre y centro de la tierra, se ha dicho que un ángel cumplió la orden de poner una semilla del prohibido Árbol de la Muerte en la boca del difunto Adán, nuestro padre primordial. Sobre la calavera de Adán se erguiría, en la plenitud de los tiempos, la cruz del Salvador: el Árbol de la Muerte maravillosamente transformado en Árbol de la Vida. El árbol de la Cruz, según esta piadosa tradición, procedía del árbol del jardín del Edén.

En la visión de los antiguos, que eran conscientes del simbolismo de cuanto veían, signo y realidad coincidían en este centro del mundo. Allí Noé, como prefiguración del Salvador que había de venir, plantó la vid del paraíso. Allí también corrió la sangre de Cristo como el mosto de una uva pisada, y mojó la tierra que cubría los huesos de Adán. Y allí, del primer pie de la nueva viña, brotó como renuevo el árbol de la Cruz.

El Apocalipsis de Baruc dice que «los agrazones de la viña maldecida se convierten en dulzura. La maldición se torna bendición. Lo que de ella se cosecha se convierte en la sangre de Dios. Y así como por aquel fruto fue condenada la raza humana, ahora por Jesucristo Emanuel [que cuelga como fruto del árbol de la Cruz] la humanidad es de nuevo llamada al paraíso».

Hay una profunda sabiduría y verdad en el fondo de estas cabriolas exegéticas que, con razón, han sido llamadas resonancias de los profetas y preludios de los evangelios. Lo que nos fascina aquí es la intuición de la unidad entre viña y Cruz.

La identificación simbólica de la viña del Edén con la Cruz también se insinúa en El Martirio de Mateo, una primitiva leyenda apócrifa de los apóstoles. Según este texto, el árbol primordial del paraíso resucitó como vid feraz en el «milagro del árbol». Brotó de una varita que el apóstol Mateo había recibido de la mano de Jesús y plantó por su divino mandato. Este nuevo Árbol de la Vida, cargado de racimos, cuya fronda rezuma miel y de cuyas raíces mana agua a raudales, tiene las trazas de aquel primer Árbol de la Vida. Como él, es un símbolo de la Cruz de Cristo, verdadero Árbol de la Vida, cuyo fruto y manantiales de agua viva transforman este mundo perverso en la nueva creación en Cristo.

sábado, 22 de mayo de 2010

Don Alfonso

Ha fallecido santamente en Madrid, el 17 de mayo, don Alfonso de Cárdenas Rosales, sacerdote del Opus Dei.

Después de renunciar a una brillante posición mundana y ordenarse, dedicó su vida como el cura de Ars al servicio del altar y al apostolado: confesión, predicación y dirección espiritual.

Quienes le trataron concuerdan en la opinión de santidad y en esta característica suya: don Alfonso era muy padre. Abroncaba como un padre y quería bien como un buen padre, preocupándose por la felicidad terrena y eterna de sus penitentes y dirigidos.

Su última enfermedad, bastante cruel, puso a prueba su acendrada reciedumbre: nunca se quejaba. En sus últimos momentos, hecho de verdad un Cristo sufriente, alcanzó una total unión con Aquel cuya muerte había ofrecido tantas veces como Hostia expiatoria.

Estoy convencido de que don Alfonso goza ya de la Visión Beatífica. Pero de todas maneras, a quien leyere esto, le ruego una oración por su alma.

martes, 11 de mayo de 2010

Un escudo franquista y anticonstitucional… que resulta ser de los Reyes Católicos

Bajo este título ha publicado un artículo en el Boletín de la RAMHG don José Miguel de Mayoralgo, Conde de los Acevedos, Académico de Número de las Reales de Extremadura de las Letras y las Artes y Matritense de Heráldica y Genealogía, y Correspondiente en Cáceres de la Real de la Historia. A continuación lo extracto y resumo:

«La llamada Ley de la Memoria Histórica, que con mayor precisión debería llamarse ley para borrar la memoria histórica, no deja de presentar casos que si no fuera por la triste realidad que representan, bien merecerían calificarse de broma chusca.

»A finales de marzo de este año, el Ayuntamiento de Cáceres mandó retirar un escudo anticonstitucional del monolito erigido a los conquistadores extremeños, por franquista. Los medios de comunicación se hicieron amplio eco de esta noticia que es doblemente errónea, pues el escudo removido ni es anticonstitucional ni franquista».

A continuación el autor recuerda que en España no se puede hablar de un escudo constitucional porque la Constitución no lo fija, ni tampoco de escudo preconstitucional ni menos anticonstitucional. Al escudo actual, regulado por una ley de 1981, más bien se le ha de llamar escudo oficial de España. Cuando la Constitución se promulgó, el ejemplar que juraron o prometieron los constituyentes llevaba el escudo entonces oficial, que era el aprobado en 1938 con ligeras variantes. Y el de 1938 se dispuso sobre la base del de los Reyes Católicos pero con notables modificaciones.

«Cuando se erigió en 1958 el monolito a los Conquistadores se quiso grabar el escudo de los Reyes Católicos y no el oficial vigente en ese momento; y el autor, que era un ilustre artista local, Eulogio Blasco el Mudo, se documentó correctamente». Y por tanto el escudo que ha sido retirado difiere del vigente desde 1938 en aspectos fundamentales: 1.- Lleva las armas de Sicilia contracuarteladas en aspa con las de Aragón, porque Don Fernando fue Rey de Sicilia. 2.- No lleva las de Navarra «ya que Isabel la Católica murió casi ocho años antes de la anexión de este reino a Castilla». 3.- No lleva la divisa Una, Grande, Libre, creada —esta sí— en tiempos de Franco. 4.- Y tampoco lleva las columnas de Hércules con la leyenda Plus Ultra, que son «una divisa personal del Emperador Carlos V».

«Lo que ha llevado a la confusión a los indocumentados y sectarios gobernantes cacereños es que el escudo arrancado del monumento lleva también el águila de San Juan y el yugo y las flechas, divisas personales de los Reyes Católicos».

«El desconocimiento de lo expuesto ha hecho incurrir al Ayuntamiento de Cáceres en un error muy lamentable al retirar del monumento un escudo de los Reyes Católicos, confundiéndolo con el vigente en el periodo 1938-1981, del que le separan las grandes diferencias explicadas. Y ha acrecentado el disparate sustituyendo la pieza arrancada por un escudo monárquico, es decir: el escudo oficial de España vigente desde 1981 que ni corresponde al momento de la construcción del monolito (1958) ni al periodo histórico del Descubrimiento de América, que era lo que se quiso conmemorar».

Acevedos pide respeto para los emblemas heráldicos de cualquier época, recordando que «los escudos oficiales de las dos Repúblicas españolas fueron mantenidos en los monumentos al cambiar el signo político». Encarece a los organismos oficiales que «se asesoren previa y debidamente, evitando incurrir en tan lamentables desatinos». Y Pide que el escudo de los Reyes Católicos sea repuesto en el «sencillo pero elegante monumento que conmemora en Cáceres la mayor empresa colectiva de Extremadura y de España, que ellos supieron iniciar».

lunes, 10 de mayo de 2010

Del enemigo el chantaje

¿Te crees que te lo van a premiar? No caigamos en la tentación de apaciguar a nuestros enemigos cumpliendo alguna de sus exigencias: usar su lenguaje ambiguo o su razonamiento perverso, concederle lo que es falso, mostrarnos moderados…

«Le decían al cura, tembloroso junto al zanjón:

»—Blasfema, y te perdonamos la vida.

»Entre tantos curas heroicos, aquel era una excepción. Tenía miedo. Dijo una irreverencia. Entonces le pegaron un tiro. Y comentaba el jefe, con una preocupación teológica:

»—Así es seguro que va al infierno».

Es a un Rey a quien digo mi poema

Se ha empezado a celebrar otra Misa tradicional en Madrid. Debe de ser medio clandestina porque no figura en los horarios de Una Voce, e incluso han borrado de Infocatólica la entrada de Miguel Vinuesa en que la anunciaba. Pero os confirmo que se dirá (D.m.) el último viernes de cada mes a las 20:30 en la parroquial de San Ildefonso (plaza de igual nombre, barrio de Chueca).

La primera tuvo lugar el 30 de abril. Según el calendario antiguo era la fiesta de Santa Catalina de Siena, Virgen, así que fue la Misa «Dilexisti justitiam» con la colecta, secreta y postcomunión propias de la Santa, replicadas con preces por el Papa. Salía del corazón rezar por Benedicto XVI. El introito, del Salmo 45, terminaba con el comienzo de este «cantus amoris»: «Dico ego ópera mea Regi». Y este verso me iluminó. Expresa de maravilla una de las razones que me inclinan al «Vetus Ordo» y que no habría podido explicar mejor en cien folios. Es a un Rey a quien digo mi poema.

lunes, 3 de mayo de 2010

Sor Fotina Rech: una monja muy benedictina

En su obra «Jesús de Nazaret» (p. 285), al tratar del simbolismo del agua en el Evangelio de Juan, el Papa establece una analogía entre el doble principio de la procreación natural, padre y madre, y el renacer del Bautismo por el Espíritu divino y el agua. Y cita la siguiente frase entre comillas al hablar del agua como «madre universal de la vida natural elevada en el sacramento mediante la gracia, a imagen gemela de la Theotokos [Madre de Dios] virginal». La autora de quien la toma va referida in-texto: «Photina Rech, Inbild des Kosmos. Eine Symbolik der Schöpfung, O. Müller, Salzburgo 1966, vol. 2, p. 303». Y sigue el Papa: «Dicho de otro modo, para renacer se requiere la fuerza creadora del Espíritu de Dios, pero con el sacramento se necesita también el seno materno de la Iglesia que acoge y acepta. Photina Rech cita a Tertuliano: “Nunca había Cristo sin el agua” (De Bapt, IX 4), e interpreta correctamente esta palabra algo enigmática del escritor eclesiástico: “Nunca estuvo ni está Cristo sin la Iglesia” (vol. 2, p. 304). Espíritu y agua, cielo y tierra, Cristo e Iglesia van unidos: de esta manera se produce el “renacer”. En el sacramento, el agua simboliza la tierra materna, la Santa Iglesia que acoge en sí la creación y la representa».

En su homilía de la Vigilia Pascual, hablando también de la regeneración bautismal, dice el Papa: «Una vez más, un antiguo escrito judío puede ayudarnos a hacernos una idea de ese proceso misterioso que comienza en nosotros con el Bautismo. En él, se cuenta cómo el antepasado Henoc fue arrebatado por Dios hasta su trono. Pero él se asustó ante las gloriosas potestades angélicas y, en su debilidad humana, no podía contemplar el rostro de Dios. “Entonces –prosigue el libro de Henoc– Dios dijo a Miguel: ‘Toma a Henoc y quítale sus ropas terrenas. Úngelo con óleo suave y revístelo con vestiduras de gloria’. Y Miguel me quitó los vestidos, me ungió con óleo suave, y este óleo era más que una luz radiante... Su esplendor se parecía a los rayos del sol. Cuando me miré, me di cuenta de que era como uno de los seres gloriosos” (Ph. Rech, Inbild des Kosmos, II 524)».

¿Quién es esta autora, a quien el Papa toma en tanta consideración? Pues poco puedo deciros: Sor Fotina Rech OSB (1914-1983) fue monja de clausura en la abadía benedictina de la Santa Cruz de Herstelle (Renania-Westfalia, Alemania) y creo que no escribió otro libro que el citado «La llave del cosmos», subtitulado «Una simbología de la Creación», de más de mil páginas en dos volúmnes. Hay un extracto publicado en inglés bajo el título «Bread and wine» y disponible en Google Books. Lo recomiendo vivamente.

Es una obra que aúna erudición y sabiduría, muy en la línea de la teología monástica, y al estilo del Papa: Antiguo y Nuevo Testamento, patrística, apócrifos, literatura intertestamentaria, mitología clásica… Los escritos de Sor Fotina nacen de la contemplación, de la lectio divina, y a ella conducen.

Me propongo ofreceros en futuras entradas mi personal traducción de algunos pasajes, a partir de la edición inglesa. Con el favor de Dios.

domingo, 2 de mayo de 2010

Si tus padres votan al PP

Primero, política.

Durante los años de hierro de Felipe González, Julio Cerón hizo célebre esta divisa: «Si tus padres votan al PSOE, ¡échales de casa!».

Pues yo diría hoy:
−Si tus padres votan al PP, están pidiendo la eutanasia.

A quien leyere

—¿Has abierto ya el blog?
—No, pero estoy escribiendo un par de cosas…
—Venga. Escribe lo que sea y publícalo.
—¿Y tú crees que alguien lo leerá?
—¡Pues claro, Mendrugo! Hay gente «p´a tó».

J.J. Carrión, en las entradas de su Blog de Heráldica (cuya reanudación espero para pronto), se dirige cortésmente al «improbable lector». Yo, al solicitar la benevolencia de quien leyere el mío, debería llamarle «lector imposible». ¿Quién se va a leer esta exposición desordenada de mis ocurrencias?

Lector amigo, para quien escribo: Si existes, si estás ahí… ¡eres de lo que no hay!